23/12/13

¿Cómo hacer presentaciones?

Los que me habéis seguido últimamente os habréis percatado la cantidad de presentaciones que he hecho estas últimas semanas: Santander, San Sebastián, Barcelona, Getxo, Madrid (en la foto), Zaragoza y Valencia.


Aunque estas cosas distan de ser una ciencia exacta, creo que empiezo a acumular la suficiente experiencia como para sacar algunas conclusiones generales: ¿Qué hay que hacer para que sean un éxito? O, mejor dicho, ¿cómo evitar que sean un fracaso? Porque si haciéndolo todo bien puede que las cosas no salgan como uno espera, haciéndolo mal el fracaso está asegurado. Hay, no obstante, algunas reglas generales que me parecen de sentido común pero que se olvidan o se ignoran inexplicablemente.

Una de las exitosas fue Futurama, en Valencia.

En general, los días entre semana, es más conveniente hacer las presentaciones tarde, nunca antes de las siete y media. Presentar algo demasiado pronto es un error muy común en un país en el que poca gente sale de trabajar antes de las seis de la tarde. Por otro lado, aunque creamos el nuestro es el evento más importante desde el festival  de Woodstock, para la mayoría de la gente es algo perfectamente olvidable y prescindible. Por lo tanto, al anticipar cuántos de nuestros contactos van a acudir, una cálculo aproximado es: ¡menos de los que te han dicho que sí!

Con todo, el éxito o fracaso depende, sobretodo, de la implicación del librero. En mi experiencia, cuando éste hace lo mínimo, a no ser que sea un librero de nuestra ciudad y llenemos la tienda con familia y amigos, el fracaso está asegurado.

Como ejemplo voy a hablar de una presentación que fue exitosa contra todo pronóstico. Hablo del sábado pasado en Generación X, en Valencia. No esperaba gran afluencia público porque suponía que la gente interesada ya habría acudido a alguna de las otras dos presentaciones hechas en Valencia previamente (en Futurama y El Corte Inglés, las dos muy concurridas), y que en esta ciudad tenía poco más que rascar. Me equivoqué.

La clave fue la implicación de Nando, el librero, que hizo todo lo que estuvo en su mano para que el evento saliera bien. Lo anunció con suficiente antelación y, a medida que se acercaba el día, fue dando un goteo de información variada en su grupo de Facebook y en su blog: entrevistas con el autor, detalles del libro, imágenes, reseñas, etc... Además, se lo dijo personalmente a sus clientes más habituales y a sus amigos, imprimió un cartel en un lugar visible... Al verlo interesado, traté de aportar mi granito de arena ofreciéndole una página original para que la sorteara entre los compradores del álbum. Esta implicación tuvo su recompensa. La librería se llenó y se vendieron bastantes libros.

Ni que decir tiene, que otras veces no he tenido tanta suerte. Pero la experiencia no solo enseña el cómo hacer estas cosas sino también el con quién.

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