10/1/11

En el Diario del SigloXXI, el Eco de las Voces y el Kiosko de Dolan

 (...) El pasado día 31 de diciembre, Max regresó a Sant Louis (Missouri, EE. UU.), donde reside actualmente, tras aprovechar la tregua navideña para pasar unos días junto a su familia. Pese a su juventud, el dibujante valenciano lleva una interesante carrera (tres álbumes publicados en los tres últimos años), habla pausado - la prisa no parece haber sido hecha para él - y se toma su tiempo para pensar la respuesta. En su acento, "Eso me dicen todos", se nota que ya son cinco años los que lleva fuera del pentágono peninsular (…). Veinticuatro horas antes de introducirse en el avión, que le llevaría de regreso al continente americano, tuvo tiempo de charlar conmigo durante unos minutos. 

Licenciado en Bellas Artes, Max ¿por qué escogiste precisamente al cómic y no la pintura o la escultura?
El cómic es la forma de poder contar historias y dibujar a la vez, mis dos pasiones favoritas. Hacia finales de los noventa, mientras estudiaba la carrera, hubo un tiempo que dejó de interesarme y pensé en hacer otras cosas. Me frustraba mucho el hecho de que contar algo me costase uno o dos días de trabajo y que una persona lo leyera en cuestión de segundos o de minutos. Sin embargo, seguí dibujando para mí, sin ninguna otra pretensión. Luego hice un máster de diseño gráfico en el que el cómic se veía como algo poco realista. Hacia el final del curso, me llegó un folleto del premio ‘Valencia Crea', una de cuyas especialidades era el cómic. Probé, gané el segundo premio y eso me animó. Se trataba de una historieta de tres páginas sobre Marmoto, uno de los personajes que sale en el primer álbum de ‘Actor aspirante', hecha con humor del estilo Bruguera. A partir de ahí, se me ocurrió desarrollar la idea añadiendo otros compañeros más. Al final, destacó uno de ellos, un actor, que tenía más sustancia que los demás y así empezó todo. 

¿Qué leías de pequeño?
Leía indistintamente tebeos y libros, pero los tebeos me gustaron siempre mucho. Me encantaba todo lo de Bruguera y también Tintín y Astérix. Recuerdo que Tintin tenía como un aire respetable y los mayores dejaban que sus hijos lo leyeran. Luego probé con Spirou pero no me interesó tanto. A los quince años descubrí el cómic de adulto al comprarme un CIMOC en un kiosco y me quedé alucinado. Recuerdo las historietas de ‘Sim City' de Miller y ‘Trazo de tiza' de Prado, además de otras cuatro o cinco series que me dejaron con la boca abierta. También me atraía mucho la revista ‘Cairo', de la que he podido conseguir algunos ejemplares en los salones del cómic.
Puedes leer el resto de la entrevista que me hace Herme Cerezo en El Kiosko de Dolan , El Eco de las Voces o en el Diario del Siglo XXI.
Detalle curioso: Las foto de entrevista anterior con Paco Roca muestra que me he tomado demasiado en serio eso de aprender de los dibujantes más veteranos.

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